Abro los ojos y deseo no haberlo hecho. Me tengo que enfrentar a cada elemento de mi miserable vida, otra vez. Ya ni me molesto en curvar mi boca, para qué, me pregunto. Las ojeras son inmensas y ocupan mucho más que mis propios ojos. Ahí viene uno de los peores momentos del día. Mirarme al espejo para que pueda verme más decente y no parezca una muerta resucitada. Simplemente me repugna. No solo el deforme rostro que se dibuja, sino también lo que hay dentro. "Dios, ¿es qué no vas a hacer nada más para arreglar todo este desastre? ¿Para intentar darle algo de sentido a tu patética vida? Algunas almas ni llegan a tener la oportunidad de vivir y aquí estás tú, deseando morirte sin tan siquiera luchar" le digo, pero no se molesta en prestarme atención. Y es que simplemente soy un desperdicio de tiempo y de energía con complejo de emo reprimida que lo único que sabe hacer es autocompadecerse y pensar en negativo. No lo intento, es cierto. Pero ya he probado eso. Parece que conmigo no funciona. Pese a que trate de convencerme pasa algo y se acaba fastidiando. Llegué a mi límite y ya no pude aguantar más. Me cansé.
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