domingo, 30 de octubre de 2011

Se cierra el telón

Los intrincados mecanismos de su mente dejan de encajar. Como una marioneta es controlada por una mano, Eri es manipulada por su locura. Mira hacia abajo y esboza una macabra sonrisa, mostrando su desesperación; quizá solo necesita que le ayuden pero ya es tarde. Sus ojos llenos de depresión lloran un líquido igual de mortífero que el veneno, incluso más.
Está decidido, solo tiene que dar un paso adelante y todo habrá acabado. ¿Qué más da lo que ocurra luego? Es egoísta pero por una vez puede permitírselo, ¿verdad? De todas formas todos a los que conoce se han comportado así durante la mayor parte de su existencia así que no pasará nada.
No sabe qué ha sido lo que desencadenó todo esto... Ya ni siquiera importa, solo debe ser valiente para poder llevar a cabo un acto totalmente cobarde.

viernes, 14 de octubre de 2011

masterpiece

Hoy no ha sido un buen día, la verdad. Cada día está más confusa sobre su estado y también sobre su cordura. De todas formas, todo está dejando de tener importancia.
Observa el resplandor de la luna sobre su piel, de color claro pero sin llegar a ser pálida. Es hora de comenzar con el dibujo.
Recoge el afilado pincel de su escritorio y traza irregulares líneas en su extraño lienzo. Descarga sobre él todo su dolor y de repente se siente cansada. Sin embargo una sensación de alivio recorre su cuerpo y hace que se sienta bien.
Continua con su labor, pero no puede evitar estremecerse al hacerlo. De todas formas Eri ya está casi acostumbrada y apenas siente escalofríos.
Contempla su obra casi tan oscura como ella y más abajo observa unas gotas que irrumpen en su moqueta.

martes, 11 de octubre de 2011

Nunca

debería haberme marchado, nunca debería haber abandonado todo esto. Todo lo que me esperaba. La cobardía se apoderó de mí y me impulsó a llevar cabo un fuerte deseo que me sacaría de mis problemas al instante, que solucionaría todo por el momento. Pero luego, me di cuenta de que lo único que había conseguido era perder aquello que más ansiaba, al intentar deshacerme de algo que ya no me hacía falta huyendo de él.
Huir es lo peor que se puede hacer.

El sol

comienza a asomarse. Las nubes se despejan y dejan al descubierto un inmenso y hermoso cielo de azul, que había sido ennegrecido a causa de unas sucias nubes que, tras su paso, descargaban agua de un tono marrón.
Las sonrisas que fueron borradas, volvieron a nacer más brillantes y con más fuerza que nunca.
Los ojos llorosos y apagados, llenos de angustia y temor, se fueron encendiendo a medida que el claro azul iba cubriendo el que había sido hasta ese momento un oscuro cielo.
Todo lo que había sido hasta ahora negro, comenzó a ser claro.
Y tan solo con pronunciar una diminuta frase.

jueves, 6 de octubre de 2011

Brisa de otoño.

Ya se empieza a sentir. Como el viento atrae recuerdos de pasados otoños, unos felices, otros no tanto.
Como se nota que ya no se halla rastro alguno del verano, cuyo efímero, pero agradable paseo por el año dejó sonrisas y puede que algún llanto.
Otoño, una estación más para muchos, para mí significa algo más que eso. Para mí significa más que una nueva época algo más fría. Un nuevo periodo de tiempo en el que la lluvia arrastre ya de una maldita vez los errores cometidos en verano. Una estación en la que intentaré hacer todo lo necesario para alcanzar el tesoro que tanto he buscado, por el que he removido mar y tierra, por el que he hecho daño y volvería a hacer todas las veces posible. Porque ya no puedo perder nada, me da igual arriesgarme.
Ya es hora de encontrar mi tesoro. En otoño todo es posible.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Puede que ya no me quede mucho

pero sigo adelante con lo que tengo, porque he pasado por cosas peores, y puedo con esto.

lunes, 3 de octubre de 2011

Tiempo.

Se supone que lo soluciona todo, pero llevo dos meses así, y en vez de olvidarme, cada día siento que el hueco que hay en mi corazón se hace cada vez más grande, más profundo y más difícil de rellenar.

No ha sido con un golpe fuerte.

Ha sido con minúsculos e insignificantes golpes que, poco a poco, han ido debilitando mi muro.

La melancolía

me persigue. Intento huir, pero es imposible, me consigue pillar y dolorosa y lentamente va arrancando cada parte de mí con recuerdos que ya no me pertenecen, recordándome con amargura que jamás volveré a vivirlos.

Ya es octubre

pero no pasa absolutamente nada, ni pasará.